viernes, 11 de septiembre de 2009

MIS FLORECILLAS



A MI AMIGA ENCARNA
(Lo que siento por Fernanda)

Amiga Encarna,
voy a contarte
lo que siento por Fernanda
en un instante.

Es el sol que a mí me alumbra,
sol que me quema, sol que me abrasa,
es vida de mi vida,
es alma de mi alma.

Es agüita que del cielo
para bien caída fue;
de mis penas el consuelo,
Fernanda, la bella, es.

Es un fresco manantial
donde yo quiero beber,
es un trocito de pan
que yo quisiera comer.

Es tan bella
y atractiva,
es la estrella
de mi vida.
Es la flor
que adoro yo,
es amor
de mi ilusión.

En fin, ella
es para mí
la más bella
de mi jardín.

AMOR TE PROMETÍ

Una noche clara,
pura, del mes de abril,
en un verde prado
amor te prometí.

Mas luego te marchaste
sin decirme adiós siquiera;
acuérdate de aquella noche
tan bella de primavera.

Piensa por un momento
en el mal que tú me hiciste,
y en seguida tú sabrás
el porqué vivo tan triste.


Piénsalo, medítalo,
y pronto cuenta te darás
que estoy apenado y triste
porque vivo en la soledad.

SIEMPRE SE SABRÁ

Podrá nublarse el cielo,
y el sol no alumbrará;
pero siempre habrá un lucero
que incesante brillará.

Podrá explotar el mundo
y hacerme mil pedazos,
pero quedarán muy profundos
mis sueños, mis abrazos.

Y al fin, muy orgullosa,
ella de mí se reirá,
pero de que fue mi diosa
eso siempre se sabrá.

LI SE LLAMA

Enamorado estoy de una flor.
Li se llama y es muy bella,
es amor de mi dolor,
y sufriendo estoy por ella.

Siempre será mi alegría,
mi pena y mi sufrimiento;
el pan mío de cada día
que quisiera de alimento.


¿POR QUÉ TE ALEJAS DE MI?
A Sofía.

¿Qué tendrá para que tanto la quiera,
para que tanto la adore?
Y yo, ¿qué tendré para que no me prefiera,
para que mi amor ignore?

Ardo en deseos de saberlo, pero
creo que nunca lo podré saber,
porque ya me dijo: no te quiero,
a mi lado nunca debes volver.

Es por eso que no me atrevo, aunque quisiera,
a volver a decirla que la adoro,
pero tal vez algún día, cuando yo muera,
se dará cuenta de que fue mi amor y mi tesoro.


SABRÉ CON DOLOR PERDERTE
A Sofía.

Lleno de llagas está
mi corazón malherido;
sin sangre circula ya,
de lo mucho que ha sufrido.

Porque quiere de verdad,
a pesar de lo que diga
la mala lengua enemiga,
de que a ti voy con maldad.

Pero ya no te molestaré,
sabré, con dolor, perderte,
aunque jamás te olvidaré
hasta el día de mi muerte.

ME SIENTO ENAMORADO
A Sofía.

Os miro de pronto y veo,
os vuelvo a mirar y leo
en vuestros labios amor.

Os vuelvo a mirar y siento,
y al poco tiempo presiento
que me he enamorado de vos.

Luego pienso en el pasado
y me siento enamorado,
y entonces digo a mi Dios:

Señor, ¿ no es verdad
que esa mujer sin igual
es más bella que una flor?

Y el buen Señor me contesta:
tenéis abierta la puerta
que os conduce al amor.

Y, entonces, me acerco a ella
y le digo: sois mi estrella,
mi tesoro y mi ilusión.

Sois de mi alma, el consuelo
de mi amor; sois el desvelo,
sois mi vida, sois mi amor.

Y si quisierais, princesa,
yo haría en la dehesa
un palacio para vos.

La princesa, con salero,
me dice: Buen caballero,
yo también os quiero a vos.

Y yo la contesto a ella:
Pues no demos ya más vuelta
y abramos esas puertas
que nos conducen al amor.

GLORIA PARA TI DESEO
A .

Gloria para ti deseo,
para mí pido veneno,
y lo poco que poseo
lo daría por un sueño.

Por una alegre mirada,
por un beso de tus labios,
y después, flor adorada,
atenazado en tus brazos.

Perder la vida a tu lado,
para dejar de sufrir,
quisiera yo enamorado,
que no merezco vivir.

Porque cometí un delito,
un delito sin perdón,
que fue quererte con todo,
con todo mi corazón.

ASÍ DE BELLA

Prendida en su pecho
una rosa llevaba,
y en sus cabellos negros,
peineta de plata.

Pendientes de oro,
y de seda su falda;
tacones gruesos
y medias largas.

Cintura fina
y robustos pechos;
perfecta hermosura
la de su cuerpo.

Su cutis, tan fino,
en el sol brillaba,
y en la calurosa tarde
por el parque paseaba.

Miraba al suelo
y se sonreía;
miraba al sol,
y el sol se ponía.

Las más bellas flores
a ella la envidiaban,
porque cien caballeros
la piropeaban.

Así es la mujer
que yo prefiero,
así es la diosa
que yo más quiero.

Así es la flor
que me trastorna,
así de bella,
así es Victoria.

SOÑÉ

Una vez, en sueños, te besé,
y al despertar, yo me dije:
¿será posible, mujer?

¿Será posible, Victoria,
que contigo, cada noche,
tenga yo un sueño de gloria?

Yo no me explico, amapola,
cómo habiendo tantas flores,
yo sueño contigo sola.

De verdad que no lo sé,
sólo sé que muchas noches
sólo contigo soñé.

¿RECUERDAS, MI AMOR?

¿Recuerdas, mi amor,
aquel bello día?
¿ Recuerdas, mi flor?,
fue un mediodía.

Tú eras el sueño
que yo más quería,
y yo, muy risueño,
a ti te decía:

Mujer de mi vida,
amor de mi amor,
mi alma dormida
desea tu calor.

El sudor corría
por tus mejillas,
y mi frente ardía
como una bombilla.

De amor sediento
mi boca estaba,
y me quedé sin aliento
mientras te besaba.

Los dos a solas
amor juramos
entre amapolas
nos abrazamos.

¿Recuerdas, mi amor,
aquel bello día?
¿Recuerdas, mi flor?,
fue un mediodía.
CUANTO ME GUSTARÍA
A una flor.

Cogerte de la cintura,
tumbarte en mi lecho,
acariciar tu figura,
besar tus pechos.

Unir nuestros cuerpos,
juntar nuestros labios,
saborear tu aliento,
volverme sabio.

Vivir contigo, amarte,
gozar del puro placer,
quererte mucho, adorarte,
convertirte en mi mujer.


Cuánto me gustaría
darte a cada momento,
a cada hora del día,
el amor que llevo dentro
de la triste mente mía.

TE QUISE CON ANSIAS, TE QUISE
SIN FIN

Desde que te fuiste
de la vera mía,
desde aquella tarde
tan bella de abril.

Ya no supe nada
de la vida tuya,
sólo que una tarde
con otro te vi.

Después de tres años
de idilios con otro,
un hermoso día
viniste a mí.

Yo no te esperaba,
y me sorprendí;
pero no te odiaba
y me sonreí.

Pena me dio luego
cuando te miré,
y no eras la misma
que un día conocí.

Perdón me pediste,
y te perdoné;
pero ya no eras
flor de mi jardín.

Vete de mi vera,
yo te lo suplico;
hoy quiero olvidar
que te conocí.

Prefiero el silencio
y la soledad,
aunque sé que fuiste
todo para mí.

Te quise con ansias,
te quise sin fin;
pero ya no puedo.
quererte yo a ti.

Vete de mi vera,
aléjate de mí,
no ves que no puedo
quererte como el día que te conocí.

HERMOSA COMO UNA FLOR
A María.

La vi asomada al balcón
una noche de verano,
hermosa como una flor,
un libro tenía en la mano.

Un piropo desde mi puerta
lancé al viento, y lo escuchó;
bajó la escalera, sedienta,
y un beso mío su sed calmó.

TRES SOLES
Dedicado a Sofía.

El beso que yo quería,
el que tanto le ofrecí,
ella bien lo merecía,
aunque nunca se lo di.

Dedicado a María.

Creí yo que me quería,
pero dejome plantado
porque de otro se había
locamente enamorado.

Dedicado a Li.

No me atrevo ni a deciros
que sois mi vida, mi cielo,
ni siquiera a sonreiros,
y es de tanto que os quiero.

TRES SUEÑOS
Dedicado a Sofía.

Si el querer fuere delito,
penas de muerte tendría,
porque yo te quiero tanto
que sin ti no viviría.

Dedicado a Pepita.

A bailar yo te invité,
y tú me dijiste no;
perdón si te molesté,
no fue esa mi intención.

Dedicado a Victoria.

Quisiera al oído
poderte decir:
«Te quiero. te adoro
y sufro por ti.»

AMOR DE MIS AMORES,
AMOR QUE ADORÉ

Por quererla con todo el corazón
a punto estuve de perder la razón,
luego el tiempo fue pasando
y quise alejarme de ella olvidando.
Pero no conseguí mi objetivo,
porque siempre estaba pensativo.
No podía olvidar las noches aquellas,
cuando en sueños la veía; ¡ ay!, estrellas;
¡ ay! , luceros; ¡ ay! , belleza sonriente;
ay!, jardín de mi triste mente.

Callada flor que apenó mi vida,
vergel florecido de mi alma sufrida.
Desarrollada hermosura de mis sueños, adorada
que transformó mi sonrisa en triste y callada.

Pero por qué olvidarla no podré,
por qué de quererla no dejaré.
Mujer perfecta de mis sueños, miles
rebosantes de hermosura, sus dieciocho abriles;
callada cuan azucena entre rosales,
que con su mirada cura todos los males.
Encantadora su alegría; admirada,
querida, por cualquier hombre deseada.

De mi intenso llanto fue el consuelo,
de mi amor callado fue el desvelo;
fue verdugo justiciero de la mi alegría,
hiriendo con su belleza la triste alma mía.

Ay! , sufrimiento. ¡ Ay de mi dolor!
¡ Ay de mi locura!, amor de mi amor.
Cuanta suavidad en su cuerpo, que blancura;
y sus ojos y sus cabellos, cuanta hermosura.
Pero por qué mi pensamiento no la ha olvidado,
por qué mi sufrimiento me tiene trastornado,
por qué de ella sigo enamorado;
por qué el quererla para algunos fue pecado.

Pero me queda mi Dios crucificado,
y él sabe que de verdad la he adorado,
y que por ella mi herida es incurable;
porque de verdad la quiero, pero no le soy agradable.
Ay! , hermosa criatura, amor de mi amor;
del jardín más bello, la más bella flor.
Es agüita que con ansias beber quisiera,
y con ansias bebería si ella me lo dijera.
Pero no, porque en su mente hay otro amor,
mientras en la mía sólo dolor, mucho dolor;
sufrimiento por querer y no ser querido,
amarguras por no ser sonreído.
Y mi corazón, herido, muy herido,
llagado, de lo mucho que ha sufrido.
¡ Ay!, agüitas de los ríos. Ay! , océanos.
Ay!, valles y montañas, intensos y verdes llanos.
Venid aprisa, venid, venid a curar mi fiebre.
Venid a calmar el llanto del gran CABALLERO ALEGRE.

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